Las instalaciones térmicas (calefacción, refrigeración y ACS) representan una parte significativa del consumo energético en edificios residenciales, terciarios e industriales. Un mantenimiento adecuado no solo garantiza el confort y la seguridad, sino que permite optimizar el rendimiento energético, alargando la vida útil de los equipos y reduciendo los costes operativos.

Principios del mantenimiento eficiente:
- Mantenimiento preventivo: programación periódica de tareas (limpieza de intercambiadores, revisión de quemadores, comprobación de presiones y caudales, etc.). Evita fallos graves y mantiene el rendimiento térmico.
- Mantenimiento predictivo: se basa en la monitorización de variables clave (temperatura, caudal, presión, consumo eléctrico) mediante sensores y software. Permite actuar antes de que ocurra una avería, reduciendo tiempos de parada.
- Mantenimiento correctivo optimizado: si hay una avería, debe resolverse con criterios de eficiencia: reconfiguración de equipos, actualización de elementos obsoletos, etc.
Buenas prácticas clave:
- Purgar radiadores y circuitos hidráulicos regularmente. Aire en el circuito = baja eficiencia.
- Limpiar filtros y serpentines en sistemas de climatización y aerotermia.
- Revisar el aislamiento térmico de tuberías y depósitos.
- Verificar el funcionamiento de válvulas de control y termostatos.
- Controlar la calidad del agua en los circuitos cerrados (evitar corrosión y sedimentos).
- Analizar el rendimiento estacional (SPF o rendimiento medio anual) de bombas de calor y calderas.
Beneficios del mantenimiento eficiente:
- Hasta un 15-20% de ahorro energético anual.
- Mejora del confort térmico.
- Reducción de emisiones y cumplimiento normativo (RITE).
- Disminución del riesgo de averías costosas.
El mantenimiento no es un gasto, es una inversión en sostenibilidad y eficiencia.