
Interpretar correctamente una factura eléctrica es el primer paso para mejorar la eficiencia energética, ya sea en una vivienda, una pyme o una instalación industrial. Más allá del coste final, la factura proporciona datos clave para analizar patrones de consumo, identificar cargas innecesarias y optimizar la contratación.
Elementos a observar:
- Término de potencia: coste fijo asociado a la potencia contratada. Es común encontrar sobredimensionamiento, especialmente en industrias o negocios que han cambiado sus hábitos de consumo. Revisar la demanda máxima real registrada puede permitir una reducción inmediata del término fijo.
- Término de energía: consumo en kilovatios hora (kWh). Analizar su evolución mensual y compararla con la producción o la ocupación ayuda a identificar ineficiencias o consumos fantasma (equipos en standby, climatización desajustada…).
- Penalizaciones por energía reactiva: cuando aparecen, indican presencia de cargas inductivas (motores, fluorescentes…). La instalación de baterías de condensadores suele amortizarse rápidamente si el exceso es constante.
- Discriminación horaria: si el contrato incluye periodos valle y punta, conviene adaptar los procesos o consumos relevantes a los tramos más económicos. En muchos casos, un cambio de tarifa puede suponer ahorros del 10 al 20%.
Un buen análisis de la factura, complementado con monitorización en tiempo real, permite actuar con precisión, mejorar la eficiencia y reducir costes sin afectar la operativa.